¿Os gustan las manualidades? ¿Hacer vosotras mismas algo aprovechando materiales desechados? ¿Reciclar, reutilizar? Hoy os doy una idea para hacer manualidades con niños.

En el mercado surgen continuamente productos de escritura: bolígrafos, portaminas, rotuladores, etcétera. La variedad de tintas permite conseguir acabados tradicionales y también especiales, como los dorados y plateados, llamativos fluorescentes (aunque no lo sean), tintas borrables o permanentes.

Pero a mí me siguen encantando los lápices, los de toda la vida. Poseo varios portaminas, de 0,5 y de 0.7 milímetros de diámetro de mina, pero sigo buscando el lápiz en mi rebosante lapicero.

Tal vez por eso me gusta apurarlos, aunque su tamaño los haga incómodos. Los dejo a mano por la cocina, para anotar en cualquier momento algo en la lista de la compra.

Mi amiga Lola me hizo recordar los «prolongadores de lápices», que se veían de cuando en cuando en algún despacho hace años, pero que tal vez con la proliferación de otros instrumentos de escritura se han ido abandonando.

Curioseando por la red encontré algunos francamente caros. Dándole vueltas, volví a llamar a mi amiga, que es muy creativa, a ver si ella había encontrado algo en alguna papelería o si tenía alguna idea. Y la sorpresa fue que no ella, sino su padre, se había fabricado sus propios prolongadores con un simple rotulador gastado, y de forma muy sencilla.

La mala suerte hizo que recientemente hubiéramos hecho limpieza de rotuladores gastados en el estuche de mis hijos, así que había que esperar para probar la idea.

Finalmente, la espera fue breve: el sábado cogí mi rotulador rojo para preparar una etiqueta con su nombre a mi hija (íbamos al primer evento para madres blogueras en Córdoba de Madresfera, celebrado en el espacio de coworking cosfera). Y mira por dónde, el rotulador ya apenas pintaba. ¡Ya teníamos el material!

Así que esa misma tarde, a la vuelta de la jornada madresférica, nos pusimos manos a la obra.

Estos fueron los materiales: un lápiz empequeñecido por el uso y un rotulador inservible ya por su uso. Probad con cualquier tipo de rotulador que tengáis en casa.

Sólo necesitamos abrir la parte final del rotulador. En nuestro caso, se nos ocurrió hacerlo utilizando un sacapuntas (seguro que con un cutter también se puede hacer, pero me pareció más seguro para hacer con niños «sacarle punta» a la base del rotulador). Si es vuestro caso, tened en cuenta que probablemente un sacapuntas normal sea demasiado pequeño. Pero un sacapuntas grueso es perfecto (el que nosotros utilizamos se ve en la foto final).

Después de abrir el rotulador con el sacapuntas o con el cutter, sólo queda encajar el lápiz. Así quedó el nuestro:

La verdad es que, si utilizas un rotulador que aún tenga tinta, puedes utilizarlo y obtendrás un lápiz unido a un rotulador, pues retirando el capuchón se puede seguir escribiendo con él:

El resultado final es este:

Es tan sencillo encajar y extraer el lápiz, que incluso puedes darle la vuelta para que la punta no quede libre cuando no se utilice y que no se estropee.

CONSEJO: aunque el rotulador esté gastado, algún residuo de tinta queda en su interior, que poco a poco va bajando y podría llegar a manchar tus dedos (aunque mínimamente). Para evitarlo, antes de ponerlo en el lápiz, introduce una pequeña bolita de algodón para que absorba los restos tintas, si llegaran a descender.

¿Os ha gustado la idea?

Mi hijo está deseando equipar con prolongador todos los lápices pequeños que tenemos por casa. Así que ahora estamos coloreando más de lo habitual con rotulador. ¡Ja, ja!

 

¿Nos mandáis vuestras ideas para prolongador en los comentarios?

¡Gracias!

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Prolongador de lápices reciclando
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Mayte Jiménez Romera

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13 comentarios sobre «Prolongador de lápices reciclando»

  1. Yo compré un alargador de lapiceros en la papelería por 3 euros hace unos años y he apurado tantos lapices que ya lo he amortizado. Pero esta idea de aprovechar un rotulador gastado me viene genial para aprovechar ¡lapices de colores!

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